Boca Juniors y Bayern Munchen; espectáculo.
Esteban Sierra Zamuria/ Miami
Cuando juega Boca Juniors es sinónimo de fiesta y color, no importa dónde ni cuándo. Todo esto, sumado a la extraordinaria puesta en escena del Bayern Munchen de Kompany y la nueva versión del Xeneize de Miguel Russo. La victoria de dos goles por uno del Bayern representó la primera derrota de equipos de Conmebol en lo que va del Mundial de Clubes.
En este naciente pero muy novedoso Mundial de Clubes de la FIFA, los más de 50 mil fanáticos que se han movilizado para respaldar al equipo del barrio de La Boca ha sido descomunal, irrepetible. La fiesta en las gradas es tan grande que hace contraste con el desempeño del plantel que ha heredado Russo.
Los primeros compases fueron todo teutón: dominio territorial y de la pelota. Un gol al comienzo parecía que allanaba el camino, pero una falta sobre el guardameta bostero Agustín Marchesín apagó la alegría europea. La dinámica era una sola: bloque bajo de Boca, defendiendo con muchos efectivos muy cerca de la línea de gol, cuestión que comprendió rápido la banda de Kompany. La circulación fue efectiva, con gran amplitud y profundidad para generar espacios y aprovechar la más mínima oportunidad. Y así fue: el rey Harry Kane terminó una acción que tuvo el génesis en los pies de su amigo y meta Manuel Neuer. Gol hermoso y de gran factura. Desde entonces hubo una luz que podría suponer que la escuela alemana causaría serios estragos en la escuadra boquense. Sin embargo, éstos tienen la piel robusta como para sobrellevar las peores circunstancias.
El trámite es así en el fútbol: la pelota rueda y eso lo hace impredecible. Por tal motivo, Boca, con su método, pudo pisar el área y hacer lucir al mejor guardameta de las últimas décadas del fútbol mundial: dos puñetazos y una mano firme para mantener la valla inmaculada en la primera mitad.
La segunda parte mostró diferencias: Boca muy competitivo, no solo por la garra de siempre, sino por el orden y la intensidad, un poco más inteligentes con la pelota. Miguel Merentiel, aunque solo casi siempre, labró un gol excepcional: traslado, autopase y definición soberbia. Evidentemente, los 50 mil gritaron como locos la diana.
El famoso concepto sobre los estados de ánimos; eso fue Boca después de empatar, más atrevido, con ganas y todo hacia adelante, creyeron que podrían conseguir el segundo y ganarlo…las postrimeras fueron parejas pero con el peso de la jerarquía bávara y la profundidad que le dieron las sustituciones al cuadro de Kompany, el segundo gol no se hizo esperar. Michael Olise con zurdazo dentro del área, tras una acción poco clara, apagó por completo el sueño boquense. Con este lauro, Bayern sella su pase a la siguiente ronda, Boca Juniors deberá ganar su venidera presentación por un resultado abultado y esperar que Benfica no sume puntos ante sus verdugos de la fecha dos.
Goles: Harry Kane 18′ Michale Olise 84′ (Bayern M.) Miguel Merientel 66» (Boca).
Fotos FIFA
